Palermo, Buenos Aires Julio 2008 El día está frío. El viento helado barría las calles y poca gente caminaba en el barrio. Ella apretaba más y más su abrigo que apenas tapaba el breve vestido que la noche anterior tantas veces había sido mirado... Las lágrimas se helaban en sus mejillas, el maquillaje ya tenía horas de haberse corrido y solo algunos vestigios negros dejaban un rostro bello leer claramente -ha llorado. Rostro blanco, manchones negros alrededor de sus ojos, rostro gótico, rostro dramático, alejado, duro, bello... muy bello. De pié en la esquina miraba hacia las torres. A donde iría, a donde pondría en paz sus sentimientos de dolor, de odio, de desesperación e impotencia ante el crimen. Crimen de amor, crimen de dolor, crimen que no mata, pero que hiere lentamente, que quema poco a poco el amor que no puede sacar del fuego. Quería gritar, quería pegar, quería herir de la forma que estaba herida, sus ojos fijos en las torres. Pensó y las palabras mentales silenciosas salier...