El arte de la negociación "extraña"...
Últimamente,
me he encontrado con la constante del análisis y la necesidad de establecer
patrones de negociación entre personas, entre empresas y entre intereses. Tomando el tema -que en particular me
apasiona- me he encontrado con algunas lecturas que me atrevo a revolver, re escribir, girar, mirar y re ordenar, para enfocarme en aquellas que considero de mayor reto (de las que se escribe poco...), las negociaciones “complicadas”, las cabronas... por decir lo menos.
Una
de las reglas básicas que nos sugieren los expertos en negociación, es separar los problemas de las personas. En general tiene toda la lógica y
funciona, pero aunque sea en un pequeño porcentaje, digamos el 1 por ciento de
las veces, el problema pueden ser precisamente: las personas. En estas pocas circunstancias,
las estrategias conocidas de negociación, simplemente no funcionan. Debemos
aprender a reconocer estas situaciones extrañas y aprender a resolverlas.
Primero,
debemos determinar qué tipo de persona es con la que estamos negociando (llamemosla la contraparte).
Hay
dos tipos de contrapartes con los que en muchas circunstancias tenemos que negociar, por complicado no deseado y
molesto que sea:
Contrapartes
emocionales. Las emociones no deben de ser barrera para lograr un acuerdo exitoso. Es
natural que las personas mantengan un estado emocional fuerte y quizá agresivo,
en situaciones de conflicto.
Una vez que el conflicto es identificado y
entendido, el componente emotivo generalmente se disipa. Tengamos en mente que
las personas, culturas y nacionalidades, expresan de manera distinta sus
emociones, primer componente. También, muchos utilizan las emociones para
generar influencia en sus contrapartes, hagamos lectura de dicho perfil como otro
componente más. Finalmente, debemos de reconocer las emociones, pero no permitir
que interfieran o detengan nuestra capacidad de negociación. Y cuando indico reconocer, hay que hacerlo. He sido testigo innumerables veces, de fracasos en negociación por el simple hecho de no querer reconocer emociones, que hubiese implicado un poco de tiempo y empatía para un posible cierre exitoso.
Contrapartes
irracionales. Solemos pensar que las personas son irracionales al no coincidir con nuestro punto de vista, nuestra lógica y ante la evidencia. Pero es más común el hecho de que las
personas que no coinciden con nosotros, tienen otro punto de vista, otra lógica y concluyen
otros problemas o incluso, observan otra evidencia. Incluso cuando se concluya
que la otra parte es irracional, es posible aún cerrar un acuerdo.
Pero hay dos tipos de
contrapartes con los que debemos evitar el negociar, ese 1% extraño...:
1.
La contraparte que alterna conciliación y provocación. Las personas usualmente actúan
de forma más provocadora o difíciles de negociar, al inicio de una negociación.
Posteriormente pasan a ser más conciliadoras al aproximarse el acuerdo o en la
fase de “salida”.
Cuidado con aquellas que son
conciliadoras al inicio, pasan a ser provocadoras al aproximarse un acuerdo, pasando
nuevamente a ser conciliadores cuando surge la posibilidad de un no-acuerdo o rompimiento,
para volver a la provocación al parecer, haber acuerdo final.
Este comportamiento sugiere que
nunca estará satisfecha, ni que ha terminado de negociar. Lo que realmente
busca no es un acuerdo, sino el control sobre el proceso y sobre tu persona. El
tiempo y la energía que toma una negociación con estas características sobrepasarán
generalmente cualquier utilidad o buen acuerdo obtenido.
2. La contraparte que persiste en
ver a las personas en términos absolutos del bien y el mal.
La negociación es el método para resolver conflictos de interés y no para
adjudicar culpabilidades. Las personas, una vez entendido lo anterior, están
dispuestos a intercambiar concesiones en favor de satisfacer sus intereses.
Cuidado
con aquellos que califican y describen a la gente como “buenos” o como “malos”
y responsables de “males”. Este comportamiento sugiere una falta por completo
de entender el método de negociación simple. Lo que quiere este perfil es que aquellos
que califican de malos, sean o serán responsables de ello y castigados y en cualquier
momento de desacuerdo, te colocarán en dicha categoría.
El
alejarse de la negociación en cualquier momento, lo privará de poder ejercer
“castigo” y el componente emocional podría ser exacerbado, perdiéndose por
completo el objetivo inicial. Por lo tanto, si negocias con este perfil, puedes esperar que el
proceso sea difícil y complicado. También deberás tener en consideración que no
habrá concesiones valiosas, porque no considerará que haya mérito.
Incluso
los mejores negociadores no logran obtener relaciones ganar – ganar con
personas con estas características. Su interés final no incluye el lograr un
acuerdo de ambas partes. El mejor consejo no funcionará en estos casos.
Pero si
se pueden tomar en consideración 4 pasos:
Ser realista / objetivo.
Establecer y entender que esta persona no cambiará. No hay estrategia de negociación
conocida que la haga cambiar de parecer. El objetivo entonces debe ser
extraerte de la propia negociación con la mayor utilidad o las menores perdidas
posibles.
Usemos
de ejemplo que tenemos a una persona que se atrasa en el pago de renta de tu
propiedad. Es inútil intentar negociar con un inquilino emocional o incluso
irracional. Vayamos a fondo, su único interés es conservar la ocupación de tu
propiedad el mayor tiempo posible. Lo único que se puede confiar que cumplirá,
son los acuerdos en su solo beneficio.
Por otro lado, no tiene sentido intentar
negociar con un conciliador alternativo-provocador que seguramente culpará a
otros sobre su situación; volviendo al ejemplo, en el fondo su interés primario no es tu propiedad;
es su necesidad de controlar (generalmente sin éxito) a las personas a su
alrededor.
Dejar de dar concesiones. El
único propósito de dar concesiones es para llegar a acuerdos, pero en estos casos
y cuando es claro que no se lograrán, no pierdas tiempo. Eso no significa que
dejarás de incurrir en pérdidas. Tu objetivo en este caso debe ser en
disminuirlas.
Reduce
la interdependencia. Toma todos los pasos necesarios para reducir la
interdependencia del área, de la empresa o de otros con esta persona. No debes
depender en absoluto de ella. Esto, puede significar que un solo pago total es mejor
que cualquier plan de pagos. En estos casos, el trabajo independiente en partes
separadas en un proyecto, puede ser mejor que el intentar o insistir en el trabajo
en un solo equipo.
Hacerlo público, anunciar las
expectativas sobre su labor y usar un tercero.
Evita las discusiones en privado, de ser posible. Establece una relación “a
puertas abiertas” y confirma acuerdos o eventos por escrito, en todo momento.
Marca y anuncia las expectativas y sus cumplimientos al siguiente nivel de
mando (cuando aplique) para que sean ellos u otros interesados quienes
determinen acciones al evidenciarse los resultados no esperados. De ser posible
utiliza a un tercero como mediador, árbitro o juez.
Concluyendo, recordemos
que 99 de las 100 situaciones de negociación, la contraparte tiene intereses
racionales que eventualmente descubriremos con paciencia y la estrategia
adecuada. El secreto de la negociación exitosa, es encontrar lo que quiere la
contraparte y cuanto valor le da.
En
los casos extraños donde tu contraparte quiere utilizar la negociación para
controlar o castigar, en esos casos no es importante el valor que él da, en
este caso, es más valiosa tu propia estabilidad y la habilidad para continuar
tu negocio o actividad libremente.
Dedico
este escrito a mis compañeros negociadores de negociaciones cabronas…
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