CONFUSIONES

Recientemente he tenido la oportunidad de escuchar acerca de -que está bien y -que está mal, en nuestra sociedad. He observado mucha confusión que inmersa en muchos temas, consigue mantener y fomentar más y más dicha confusión. Temas desde lo general (narcotráfico, asesinatos, desapariciones, economía, etcétera) hasta temas muy particulares.

Escribo esto, como mucho de lo que escribo, sin solicitud; con la idea de aclarar, propongo analizar punto a punto las posibles razones del surgimiento de la confusión que no permite ver claramente las dos preguntas que rondan muchas cabezas. No pretendo solucionar, pero si dejar ver que más allá que los problemas en sí, la confusión del entender, es hoy el mayor problema.

Los derechos son principios morales que definen las correctas relaciones sociales entre los seres humanos. Así como el hombre (cuando escribo hombre, me refiero a los seres humanos, sin aplicar género) necesita un código moral para poder sobrevivir, la sociedad (un grupo de hombres) necesita principios morales para organizarse en un sistema social de acuerdo a su propia naturaleza y con los requerimientos propios de supervivencia.

Un hombre puede por sí mismo evadir la realidad y actuar guiado por un capricho o aparente necesidad, en cualquier momento, logrando su propia autodestrucción; de la misma manera, una sociedad puede también evadir la realidad, establecer un sistema dirigido por caprichos de algunos miembros o de un líder, por la pandilla mayoritaria que detente el poder en un momento dado, por el demagogo de turno o por un dictador permanente.

Una sociedad así, logrará con el tiempo, el dominio de la fuerza bruta y un estado de progresiva autodestrucción.

Consideremos que lo que el subjetivismo es en el terreno de la ética, lo es el colectivismo en el ámbito de la política. Así como la noción de que "cualquier cosa que yo haga es correcta por que elegí hacerla" no es un principio moral sino la negación de la moral, tampoco la idea de que "cualquier cosa que haga la sociedad es correcta, porque la sociedad eligió hacerla" es un principio moral, sino la negación de los principios morales y una proscripción de la moral en las cuestiones sociales.

Cuando el poder se opone al derecho, el concepto de "poder" pasa a un solo significado: el poder de la fuerza física, bruta, la cual de hecho, no es un "poder" sino un irremediable estado de impotencia; es el "poder" de destruir. De ahí baso mi propuesta de análisis profundo al errático proyecto llamado "lucha contra el narcotráfico" del Estado mexicano, como verdaderamente un estado de impotencia del propio Estado. Le guste o no al 'Berrinches', pues además, cuadra perfectamente con su perfil psicológico.

Sin embargo, ésa es actualmente la meta de la mayoría de los políticos, intelectuales y "líderes" de opinión. En la raíz de todas sus tergiversaciones conceptuales se encuentra otra más fundamental: el traspaso del concepto de los derechos del individuo a la colectividad, lo cual significa: reemplazar "los derechos del hombre" por los "derechos de las masas".

Dado que únicamente un hombre individual puede poseer derechos, la expresión "derechos del individuo" es una redundancia, que hay que aclarar en el caos intelectual hoy. Por ello, la expresión de "derechos colectivos" es una contradicción en sí misma. Todo grupo o "colectivo" grande o pequeño, es sólo una cantidad de individuos. Un grupo o "colectivo" no puede tener otros derechos que los de sus miembros individuales.

Todo propósito de un grupo legítimo se basa en el derecho que tienen sus participantes a la libre asociación y el libre comercio. Por legítimo se entiende no criminal y libremente formado. Es decir, un grupo donde nadie está obligado a participar.

El derecho de una empresa a dedicarse al comercio se deriva del derecho que tienen sus dueños a invertir, recuperar y multiplicar su dinero en una empresa productiva; de su derecho a contratar empleados, del derecho de los empleados a vender sus servicios; del derecho de todos los involucrados a la producción y venta de sus productos; del derecho de los clientes a comprar o no, los productos.

Cada eslabón de la cadena descansa en derechos, elecciones y acuerdos individuales. Cada acuerdo se encuentra delimitado, especificado y sometido a ciertas condiciones, es decir, depende de un intercambio mutuo, en beneficio mutuo.

Esto se aplica a todos los grupos o asociaciones legítimas en una sociedad libre; sociedades, empresas, asociaciones, agremiaciones, partidos políticos, etc. También se aplica a todos los acuerdos de representación.

Un grupo, como tal, no tiene derechos. Un hombre no puede adquirir nuevos derechos (no confundir con 'accesos a') por el hecho de unirse a un grupo, ni pierde por ello los derechos (tampoco confundir con 'obligaciones') que de por sí son suyos. Cualquier grupo que no reconozca este principio no es una asociación, sino una pandilla o turba.

Toda doctrina de actividades grupales que desconozca los derechos del individuo, es una doctrina de la ley de la turba o del linchamiento legalizado. Llama la atención aquellos "líderes" que manifiestan que aquel que sin crítica (derecho individual), sin opinión propia (derecho individual) o libre derecho de opinión (...), no esté de acuerdo; está en su contra. Recordemos: "El que no esté a favor mío, está en mi contra" Andrés Manuel "Peje" López Obrador.

La noción, la expresión de los "derechos colectivos" significa que los "derechos" pertenecen a algunos hombres, pero no a otros; que algunos hombres tienen el "derecho" de disponer de otros como les plazca, y que el criterio para esa posición tan privilegiada consiste en la superioridad numérica. Una confusión grave.

Nada podrá jamás justificar o dar validez a una doctrina semejante y nunca hubo nada que la justificara. Al igual que la moralidad altruista de la que deriva, esta doctrina se fundamenta en el misticismo: de Fe en los dictámenes sobrenaturales, en el "derecho divino de los reyes" y hoy en día y especialmente: Social de los modernos colectivistas que ven la sociedad como un superorganismo, como un tipo de entidad sobrenatural separada y superior a la suma de sus miembros individuales. Hago nota aquí del concepto aberrante muy de moda: México. Hablar de México, no como la agrupación de individuos que conforman un país, sino como un ente por sí mismo. México, no como una nación formada por personas, sino como una persona en sí. Error que puede sonar amable en lo metafórico, pero que puede esconder objetivos o misticismos colectivistas que he mencionado. Hablar de "derechos nacionales" es aberrante. Cuidado con la confusión.

Una nación, como cualquier otro grupo, es sólo una cantidad de individuos, y no puede tener otros derechos que los de sus ciudadanos individuales. Una nación libre, que reconoce, respeta y protege los derechos individuales de sus ciudadanos, tiene derecho a su integridad territorial, sus sistema social y su forma de gobierno. El gobierno de una nación es el servidor o agente de sus ciudadanos, y no tiene otros derechos que los que le fueron delegados por los ciudadanos para una tarea específica y delimitada, la tarea de protegerlos de la violencia física, derivada del derecho de los ciudadanos a la autodefensa.

Los ciudadanos podrán disentir sobre procedimientos o métodos legales específicos que implementen sus derechos (lo cual es un problema que corresponde a la ciencia política y a la filosofía de la ley), pero están de acuerdo acerca del principio básico que debe implementarse: el principio de los derechos del individuo.

Cuando la constitución de un país pone los derechos del individuo fuera del alcance de las autoridades públicas, se limita severamente la esfera del poder político; en consecuencia, los ciudadanos pueden, con seguridad y debidamente, ponerse de acuerdo para acatar las decisiones de un voto mayoritario en esta esfera delimitada. Las vidas y la propiedad de las minorías o de los que disienten no están en juego, no se hallan supeditadas al voto y ninguna decisión mayoritaria las pone en peligro: ningún hombre o grupo tiene un cheque en blanco de poder sobre los demás. Una nación así tiene derecho a su soberanía, derivada de los derechos de sus ciudadanos; y por ello, derecho a exigir que esa soberanía sea respetada por las demás naciones.

Aquí resalto el caso de la reciente Ley en el Estado de Arizona. No se pone en duda el derecho de los individuos, siempre y cuando no infrinjan la Ley. Un ilegal, su nombre lo indica, está actuando fuera de la Ley. Considerando la propia Ley, afecta a los individuos -a los derechos de los individuos; que acatan la Ley. La discusión acerca de elementos y fines racistas es secundario (no en orden de importancia aclaro) y en mayor medida, confunde lo que en principio, es la defensa de los derechos de los individuos que acordaron legalidad.

Este derecho, sin embargo, no puede ser reclamado por las dictaduras, las tribus salvajes o cualquier otra forma de tiranía absolutista. Una nación que viola los derechos de sus propios ciudadanos no puede reclamar derecho alguno.

Esto se aplica a todas las formas de salvajismo tribal, antiguo o moderno, primitivo o "industrializado". Los derechos de los individuos no están sujetos a votación pública; una mayoría no tiene derecho de eliminar por votación los derechos de una minoría; la función política de los derechos es, precisamente, la de proteger a las minorías de toda opresión ejercida por las mayorías. La minoría más pequeña de la Tierra es el individuo.

Existen cuatro características que catalogan a un país, sin error, como una dictadura: partido único de gobierno (aplica a grupos que simulan "partidos"), ejecuciones y/o sentencias sin juicio previo o con simulacro de juicio, por delitos políticos, nacionalización (estatización) o expropiación de la propiedad privada y censura en su más amplio sentido.

Muchas confusiones son "convenientes" hoy en día para el continuar "colectivizando" razones; estamos cayendo en colectivismo racial, colectivismo gremial y en la retórica perversa del llamado "bien común".

No permitamos continuar las confusiones.



(Para B que tanto me alientas a pensar)

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