San Miguel de Allende... 9:00 am. 

Margot miró el lienzo y lo aborreció. Volteó la mirada al suelo y ahí Frank había dejado tirados en el suelo pinceles, paleta y varios tubos de pintura... amarilla, negra y sobre la mesa un tubo de óleo rojo. Miró el chile. "A fucking red pepper... should be called... I hate it!

Frank envuelto en una bata la miró divertida. Se acercó y delicadamente la abrazo empezando por sus caderas. Beso delicadamente su cuello. Ella volteó malhumorada. Odiaba sus pinturas.

-- I don't want it in our home, as well as that blue "sky" (haciendo el ademán de entre comillas con sus manos) you intended to paint over my dinning room Frank! This must have to stop. No my dear you are not a painter. And about this fucking red pepper, I'll sell it today!

Frank levantó los hombros y caminó hacia la cocina. Preparó un café y no dejó de sonreír. Su placer estaba en pintar, pero amaba más a su mujer que ese placer.

Margot llegó en su camioneta con el cuadro, era enorme y apenas cabía habiendo abatido los asientos traseros. La galería de La Aurora seguramente le pagarían algo por ello y no tendría que verlo más. Mientras esperaba a su amiga Laura, miraba las lamparas estilo Art-Deco que la maravillaron. Pensó en intercambiarlas, se propuso hacerlo.

Tras unos 30 minutos de negociación Margot se salió con la suya... lamparas en sus manos y el maldito "fucking red pepper" que no volvería a ver.


San Miguel de Allende... 12:30 del día. 

Entró el hombre acompañado de su hija a la galería. Él caminó directamente al cuadro, hizo un gesto a su hija que bailoteaba mirando cosas y muebles, se lo señaló... ambos quedaron enamorados del cuadro. El padre miró a su hija y sonriendo en voz baja le dijo: "Será nuestro"...

¿Cuánto vale ese cuadro? preguntó mirando a Laura directamente. Laura algo nerviosa por la mirada directa hacia ella y no como la mayoría que hablan preguntando sin perder de vista el objeto de interés, contesto: En dólares vale XX. En pesos te lo puedo dejar en XX. 

El silencio rodeo el ambiente. Él se sentó en un sillón que daba directamente al cuadro. No dijo nada, solo miraba.

Cuéntame su historia... le dijo sin dejar de mirar el cuadro. Laura habló.

Propongo XX, dijo seguro. Laura dudo un instante y contestó: Hecho. Él se levantó, la volvió a mirar y sonriendo le dijo que al día siguiente pasaría a darle en efectivo el precio acordado... Ok. Contesto Laura sin pensar.

Salió él dandole el paso a su hija. Sintió haber perdido una negociación que nunca fue una negociación. Prácticamente él solo dio un precio y ella accedió. El cuadro había sido pintado para ellos.


San Miguel de Allende... 4:30 de la tarde. 

Frank recibió la llamada de Laura. Vendí tu cuadro, te pasaré a dejar XX. No me hagas más preguntas y sigue pintando. No hagas caso a Margot. Colgó y un sentimiento de orgullo y perdida al mismo tiempo le hizo borrar por unos minutos su eterna sonrisa.

Esa noche Frank le contó a Margot que se había vendido el cuadro y que ese dinero lo ocuparía en pintar más... 

Margot simplemente, sonrió mirando sus lamparas Art-Deco.

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