Enojo "Worldwide"

Foto: Agencia EFE


Enojo Mundial

Cuentan… más no me consta, que el gurú de las artes marciales originario de Hong Kong, Bruce Lee, instó a sus seguidores a "vaciar la mente, ser sin forma como el agua". Algo que considero poético-irracional por ser amable, pero al mismo tiempo, lo considero poéticamente eficiente si quitamos la primera parte (un despropósito), al comparar el “ser” a un fluido, como el agua. En fin, una bonita manera de decir increíblemente adaptable. 


También dicen… que tampoco me consta, que este pensamiento, impulsa desde hace ya varios meses, los disturbios antigubernamentales en Hong Kong. Y algunos analistas políticos sugieren aplicar esto, a los movimientos de protesta en otros lugares que operan con tácticas similares, que cambian rápidamente y sin un liderazgo claro.


En nuestro país y hace unos meses, concluí que la aparente falta de figura autoritaria estaba provocando una escalada en el nivel violento de algunas manifestaciones en la Ciudad de México. Pero ahora, dudo de mi conclusión inicial. Será que la aparente carencia de figura autoritaria sea un propósito o un resultado.


Sabemos que las manifestaciones masivas no son algo nuevo. Las protestas antiguerra y antinucleares inundaron el mundo hace décadas, el movimiento “hippie”, amor y paz; el rechazo a Vietnam, Corea en Estados Unidos, las manifestaciones estudiantiles en Francia en los 1960’s y el nunca olvidado Tlatelolco en 1968 en nuestro país. Posteriormente, el movimiento “Ocupar” de 2011 al 2012 dirigido contra la globalización y la desigualdad, etcétera. La manifestación humana nunca ha dejado de estar presente y su contra, la represión gubernamental.


Pero desde Iraq hasta Chile, las protestas están en todas partes en este momento que escribo estas líneas. Enormes manifestaciones callejeras, violentos enfrentamientos con la policía, neumáticos y edificios en llamas, comercios destrozados, robo desenfrenado. Canciones, cantos, bailes y “flash mobs”. Multitudes que se reúnen y desaparecen en lugares inesperados, organizadas a través de aplicaciones de mensajería donde las personas usan seudónimos, no hay rostros claros, lideres con nombre y apellido. Y causas iniciales en muchos casos, aparentemente sin mucha importancia. 


He escuchado decir por ejemplo que, en Chile, el impuesto especifico al transporte: “fue la gota que derramó el vaso”, gota que en mi opinión y analizada a profundidad, tampoco es clara o justifica del todo lo acontecido. Pudiera escribir largo sobre cifras y sobre resultados económicos en Chile. Sin duda, un claro ejemplo de desarrollo, pero en el fondo ¿sabemos que hay? ¿Sabemos si las cifras, el aumento del producto interno bruto per cápita se ha reflejado en las personas, en las familias, en el nivel socio-económico-cultural? Podrá haber tanta opinión como gusten, pero lo que es claro. Chile no es lo que era en 1980, México tampoco y el mundo entero, tampoco.


En algunos casos, las protestas son impulsadas por una reacción violenta contra la austeridad. Y no de la que últimamente habla el actual gobierno en México. Hablo de una austeridad real que se ha generado a medida que el crecimiento global se desacelera y se vuelve aún más desigual. Lo cual es cierto y comprobable. Unos critican el modelo económico “capitalista”, ahora lo llaman neoliberal. Otros aprovechan para denostar los modelos estatistas y de izquierda, ahora llamado neosocialismo. Solo coinciden en agregar “neo”, siendo exactamente lo mismo. Pero en cuanto al tema central, hay que tomar en cuenta que no todos los movimientos tienen la misma chispa, aunque su forma sea similar.


Las protestas sin líderes pueden ser difíciles de manejar para los gobiernos porque no pueden determinar con quién lidiar, con quien hablar o tras quien ir. Dicha actividad puede comenzar desde un solo problema, luego transformarse en una hidra de muchas cabezas. Recordemos que el monopolio de la fuerza, los Estados, lo han reservado para los gobiernos. Ello manteniendo siempre como único objetivo el de hacer prevalecer el Estado de Derecho y la paz. 
Esto da pie al discurso, sea a favor o en contra. Da pie a la discusión sobre la aplicación de justicia, mediante la fuerza y la violencia, reservada al Estado. Una ambivalencia humana que existe a partir de lo que llamamos como civilización.


En un ‘chat’ grupal, un amigo comentó hace poco y me permito citarlo: “Lo que veo es la falta de líder, no hay una persona que lideré todo lo que sucede en Santiago (Chile)” … Efectivamente, la falta de liderazgo central puede evitar las luchas internas, pero también arrastrar movimientos en muchas direcciones, lo que lógicamente debilita el impulso. Las protestas sin líderes pueden ser ágiles, pero también pueden volverse sin timón, caóticas y victimas de elementos marginales violentos. Un caso claro son algunas de las manifestaciones pacificas recientes que hemos vivido en la Ciudad de México, en donde pocas personas en grupos bien organizados rompen el orden y convierten en una batalla, algo pacífico; quedando los manifestantes iniciales, como rehenes de su propia convocatoria.


La historia nos dice que es difícil mantener los movimientos sin líderes a un alto nivel durante un largo período. Ello es quizá la respuesta y la razón para que algunos gobiernos se preocupen menos por el riesgo de retrocesos a nivel interno e internacional que finalmente se dan, incluidas las sanciones que pudiera haber. Estos gobiernos, apuestan al largo plazo, haciendo aparente caso omiso y solo controlando el corto plazo de forma superficial. Incluso cuidan más sus “capitales políticos” sin ponerlos en riesgo, ante la perdida eventual de popularidad, con poca acción de control. Efectivamente, la población olvida. Pero ¿Qué sucede cuando la manifestación se generaliza a muchos sectores de la población? Deja de ser un tema de corto plazo.


- "Percibimos un entorno geopolítico más competitivo en el que los objetivos tradicionales de política exterior basados en valores, han quedado en el camino" dice Jonathan Wood, director de análisis de riesgo global de la firma Control Risks sobre el fenómeno de las manifestaciones; y continua "es probable que la respuesta predeterminada de muchos gobiernos sea tratar de eliminarlos tanto como sea posible y esperar que comiencen a disiparse antes de que los costos económicos (y anoto yo: políticos) sean demasiado altos" comenta en un artículo publicado por la reconocida firma.


Hago un recuento de las manifestaciones que actualmente se suceden en el mundo:


Hong Kong
Los manifestantes de Hong Kong han sostenido disturbios contra el creciente control de China sobre la ciudad desde junio. Todo sin un líder claro. Durante las protestas a favor de la democracia en 2014, el gobierno arrestó a los líderes clave y los metió en la cárcel. Ahora los grupos guardan el anonimato y se organizan en plataformas en línea como la “LIHKG”, un foro con sede en Hong Kong que permite a los usuarios respaldar publicaciones. También utilizan “Telegram”, aplicación similar a “WhatsApp” donde los usuarios anónimos transmiten mensajes, fotos y videos a cientos de miles de personas. La falta de una figura, de un líder, ha frustrado al gobierno. Al mismo tiempo, nadie tiene suficiente influencia para suspender las manifestaciones o llegar a un acuerdo o incluso, decirles a los manifestantes qué hacer a continuación.


Líbano
Los manifestantes en el Líbano lograron al menos uno de sus objetivos, cuando el primer ministro Saad Hariri anunció su renuncia el 29 de octubre, después de casi dos semanas de disturbios contra el gobierno. Además de su renuncia, también quieren el derrocamiento de toda una élite política a la que culpan por la corrupción y el amiguismo que ha afectado los estándares de vida y ha arrastrado a la economía hacia el colapso. Las manifestaciones han atraído a cientos de miles de personas en todo el Líbano y han atraído a personas de diferentes sectas religiosas y clases sociales. Todo esto inició cuando el gobierno anunció un impuesto sobre las llamadas realizadas a través de ‘WhatsApp’. El gobierno retiró rápidamente el plan. Pero los manifestantes continuaron al decir que no tienen confianza en que los “señores del poder” como los llaman, que emergieron para liderar el Líbano al final de la guerra civil de 1975 a 1990, puedan cambiar su forma de actuar, para con sus gobernados.


Francia
El movimiento que se identifica por los chalecos amarillos en Francia ha perdido gran parte de su impulso durante 2019, año en que comenzaron como oposición; contra mayores impuestos al combustible. Se transformaron al ampliar más quejas en contra del gobierno. Varios miles de manifestantes aún se reúnen los sábados, a pesar de que lo que queda del movimiento se ha visto empañado por la violencia y el extremismo en el que han caído. Sin embargo, la angustia detrás de las manifestaciones iniciales sigue manteniéndose, las quejas: desigualdad, recortes en los servicios públicos y reformas impopulares sobre las pensiones. El presidente Emmanuel Macron ha dicho que su impulso para reformar la economía se mostró duro y, a veces, injusto. Pero ha prometido seguir adelante.


Rusia
Las mayores protestas en la historia en contra del Kremlin durante siete años estallaron en Moscú este verano, desafiando las represiones de la policía antidisturbios y los esfuerzos por decapitar el movimiento deteniendo preventivamente a líderes veteranos rusos de la oposición. Ahora una nueva generación de activistas jóvenes, alentados por los principales músicos y estrellas a través de las redes sociales, protestaron por los abusos contra los derechos civiles y la disminución gradual del nivel de vida. El catalizador probable fue la negativa de los funcionarios a registrar candidatos de la oposición para las elecciones al consejo municipal. Todo esto, quizá es más probable, como un preludio de la batalla que se dará por las elecciones parlamentarias rusas en 2021.


Argelia
Los argelinos han salido a las calles desde febrero, inicialmente para protestar por la candidatura de reelección de Abdelaziz Bouteflika, uno de los líderes más antiguos del norte de África, que finalmente renunció a su candidatura en abril y contendrá en las elecciones de diciembre. El descontento público se ha transformado en demandas hacia un cambio radical del grupo de oficiales de élite del ejército, hombres de negocios y funcionarios del partido que han dominado la política, de uno de los países miembro de la OPEP por décadas. Los argelinos, la mayoría de los cuales tienen menos de 30 años, continúan bloqueando los bulevares de Argel y otras ciudades con feroces protestas los viernes. Los intentos de negociar han fracasado sobre quién representa exactamente a las masas insatisfechas en el país de más de 40 millones de personas.


Iraq
Miles de iraquíes han desafiado una ofensiva gubernamental que ha dejado más de 200 personas muertas desde principios de mes para protestar por más empleos y más servicios públicos. Si bien Iraq había disfrutado de una relativa estabilidad desde 2017, muchos iraquíes sufren cortes de energía y carecen de acceso a agua limpia y buena atención médica. Las décadas de guerra, sanciones y ocupación extranjera que comenzaron a principios de la década de 1980 y terminaron con la batalla para derrotar al Estado Islámico (ISIS) han devastado la infraestructura de Iraq. Los manifestantes dicen que los políticos corruptos han saqueado las arcas estatales. Las protestas han puesto bajo presión al primer ministro Adil Abdul-Mahdi. El destacado clérigo chiita Moqtada al-Sadr, que lidera un bloque clave en el parlamento y realizó una campaña en una plataforma nacionalista, ha pedido al gobierno que renuncie, pero las protestas son, en general, sin líderes.


Chile
El descontento social de Chile ha seguido un patrón similar al de Brasil en 2013. Ambos se desencadenaron por una razón aparentemente banal (un aumento en cierto horario determinado sobre las tarifas de transporte público) y se convirtieron en protestas masivas contra una lista cada vez mayor de quejas: costos de vida en aumento, desigualdad, deterioro de los sistemas de salud y educación y, particularmente como en el caso de Brasil, corrupción. La naturaleza amorfa de las protestas significa que no hay un único líder con el que negociar, o un manifiesto claro. Las llamadas a protestas en Chile a menudo son hechas por grupos de estudiantes en las redes sociales, luego atendidas por chilenos de todas las edades y clases sociales. En Santiago, 1 millón de personas, que representan más del 15% de la población de la ciudad, salieron a las calles el 25 de octubre. Ya el gobierno anunció que había desechado la celebración de la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico del próximo mes.


Ecuador
Los disturbios en Ecuador comenzaron después de que el presidente Lenin Moreno puso fin a los subsidios al combustible, como parte de un acuerdo de crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las protestas atraen a una amplia variedad de simpatizantes, incluida la comunidad indígena, los estudiantes y los sindicatos. En medio de una huelga nacional que paralizó el país y con la invasión de su capital Quito, el presidente Moreno, que llama al movimiento en su contra, como un golpe de estado, reubicó temporalmente a su gobierno en la ciudad costera de Guayaquil, reestableciendo los subsidios.


Huelgas climáticas mundiales
Los estudiantes se saltan la escuela en todo el mundo para unirse a lo que se conoce como “huelgas climáticas” en más de 200 países, exigiendo una mayor acción para combatir el cambio climático. Si bien un detonante fue la estudiante sueca Greta Thunberg, las protestas van tomando vida propia. Mientras tanto, el apoyo al grupo activista “Extinction Rebellion” ha crecido en todo el mundo, con manifestantes no violentos que interrumpen aeropuertos, puentes y calles clave en las principales ciudades. El movimiento se ha extendido más allá del conjunto activista tradicional a medida que los reportes de la ciencia sobre el cambio climático se vuelve más urgente y los eventos climáticos extremos son más frecuentes.


¿Habrá alguien o un conjunto de personas que en un movimiento reúna todo lo anterior en algo positivo, constructivo, con un liderazgo claro, visible? El caos por naturaleza propia no prevalece. Ahí es donde surge la posibilidad.

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