2014... 2015

El Primer Mandatario (él que obedece al Mandante) dice: “Éste es el momento de construir, no para destruir; el momento de unir, no para dividir. El momento de fortalecer nuestras instituciones, no para debilitarlas; el momento de pensar en soluciones y de trabajar por México”... palabras que expresa aquel que en los últimos días, menos construye, más credibilidad a destruido, el que ha dividido al país, generando desunión, encono, enojo, frustración.

Habla de instituciones, cual entes inanimados, sagrados, intocables; cual Tlatoani sagrado que a pesar de sus errores, de sus fracasos, hijo de los Dioses, se cree intocable. Eso le hacen pensar, eso le manifiesta su primer círculo, más no los siguientes, subsiguientes y demás.

Olvida o nos quiere hacer olvidar que las instituciones son formadas por individuos, aquellos que ahora las demeritan, las destruyen, las corrompen... las prostituyen, cual putas mal pagadas.

Habla de soluciones cuando gritos quizá más emocionantes que objetivos piden su renuncia, claman su salida. Finalmente, habla de trabajo cuando el que escribe pregunta: ¿Qué produce?

Se acerca el final de 2014. Llegamos al 2015. ¿A dónde vamos?

He propuesto un vivir en Estado de Derecho. Busque eco a mi propuesta... casi no hubo. No fui claro, no fui emotivo, el enojo y el valemadrismo es mayor. La "clase" pensante en la que creí estar cercano, no es ni pensante, ni crítica (salvo contadas excepciones) y si es muy, mucho muy superficial.

Los altos, carriles, el conducir amable, serio y respetuoso, siguen intocables. El alcohol y el automotor siguen su romance fatal. La "autoridad" y el mandante continúan su complicidad. La corrupción aborrecida sigue en nuestro interior, a nuestro alrededor. El que delinque requiere del favor, el del favor necesita el dinero del delincuente, relación íntima, relación que ya fluye en nuestra sangre ciudadana.

Quizá nuevas generaciones lo comprendan. Quizá ellos se convenzan de poder vivir en el Estado de Derecho que ya creo más una utopía que una posibilidad. Quizá mis niñas, tus niñas, los niños y los hijos de todos nosotros se harten y decidan reinstalarlo. Nosotros veo, lo hemos perdido.

Este año intentaré mi propuesta. Alejaré al máximo la posibilidad de entablar diálogo con la corrupción en todo momento. Me alejaré de aquellos que apestan a acuerdo falso, a relación podrida, al político barato que por monedas vende sus ideales. Del funcionario de mirada turbia y billetes enlodados. Del soberbio ricachón que rodeado de orangutanes berrea poder, que en su miserable mente atasca de miedos y enemigos. De la prostituta barata que enjoyada, huele a perfumes inapropiados, de palabra fuera de lugar, de pretensiosa dama que alega serlo.

Abrazaré el derecho. Abrazaré el acuerdo inteligente, la palabra sencilla, directa y clara. Del que honre acuerdos, del que en su desempeño sea congruente, buscando producir y ganar. Aquel que invierte y busca tener ganancia. Me acercaré a aquellos que hablen fuerte y claro, a aquellos que dicen, hacen y cumplen lo que piensan. Celebraré la congruencia.

Feliz año nuevo a aquellos que en medio de esta podredumbre ven buenos augurios, ven futuro y sobretodo, felicito a aquellos que no necesitan que un orate venga y nos diga que hay que construir, cuando no conoce el significado de ello.

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