¿Trenes de contado?...
Interesante y groseramente molesto ir conociendo las entrañas de un tema perverso... de Jacobo Zabludovsky:
“¿Por
qué no se compraron los trenes de contado?, porque no tenía dinero el Gobierno
de la ciudad, porque hizo un esfuerzo muy importante para construir la Línea 12.
Entonces, no podía con la carga
presupuestal de la construcción y al mismo tiempo comprar trenes, por eso se
busca un esquema que además incluye el mantenimiento”. En la voz del principal
protagonista y actor del escándalo más grande en la historia del gobierno
capitalino, esta no es simple declaración, sino confesión de culpa de Mario
Delgado, secretario de Finanzas del DF en el pasado sexenio.
El secretario de
Finanzas admite que al financiar la obra no pensó cómo financiar la parte
móvil, los vagones, piedra que descubre en su zapato cuando la parte fija
construida está a punto de ser terminada; en la precipitación propia de un
funcionario escrupuloso decide alquilárselos a una empresa que los tiene nuevecitos
para entrega inmediata, qué suerte, y contrata con CAF sin tomar en cuenta dos
pequeños detalles, el primero sin importancia: “El contrato de arrendamiento
con CAF presentaba un sobrecosto de al menos mil millones de dólares en
comparación con la propuesta que hizo Norinko para el mismo fin”, según acusó
pública y oportunamente Jorge Sotomayor, diputado federal.
El segundo detalle
es fundamental: los vagones de CAF no son como los de la Línea A,
características exigidas en la licitación original, sino muy diferentes. Y eso
generó el colosal problema.
Si complot es confabulación, conspiración, conjura,
intriga y trama, el caso llamado Línea 12 del
Metro es cada una de esas
conductas y también todas juntas. Cuando hace más de tres meses denuncié el
meollo del problema (Bucareli, “El misterio del Orange Express”, 1 de marzo) no
me equivoqué, pero era imposible imaginar entonces el cuidado y la anticipación
de las acciones burocráticas para llegar a una consecuencia principal
calificándola de recurso obligado frente a una contingencia súbita: el contrato
de mil 588 millones de dólares (18 mil millones de pesos) para renta y
mantenimiento de 30 trenes que el Sistema de Transporte Colectivo adjudicó
directamente, dedazo, a la empresa CAF, gracias a la autorización otorgada por
Mario Delgado, secretario de Finanzas del DF quien, alega, no estaba obligado a
saber qué haría el STC con ese dinero.
Pulcritud de minucioso servidor público
celoso del destino de nuestros impuestos. Mario Delgado preside la Comisión del
DF en el Senado: entre sus funciones actuales no figura revisar la conducta del
director de Finanzas del DF, Mario Delgado, y por lo tanto, no hay conflicto de
intereses entre el Mario Delgado con fuero y el que autorizó el dinero que
cinco días después se pagó a CAF.
La canija casualidad lo llevó a encabezar en
el Senado la comisión que, en otras manos, no hubiera tenido los impedimentos
que el don Mario de hoy tiene para investigar al don Mario anterior. Las buenas
vibras fueron convocadas desde mucho antes de que don Mario y socios dejaran
sus puestos en el gobierno capitalino, como si hubieran planeado protegerse,
cubrirse las espaldas por si las moscas y también la Asamblea Legislativa del
DF se llenó de cuatachos del alma quienes, prestos a cumplir con la patria,
crearon la Comisión encargada de investigar la Línea
12 del Metro.
Por casualidades no paramos: Pablo Hiriart se encarga
de abundar en mi denuncia y afirma en su columna del martes en El Financiero:
“La verdad no se puede tapar con las palabras ‘desgaste ondulatorio’. Lo cierto
es que los trenes no son para esas vías. O las vías no sirven para esos
trenes”. Pablo sospecha, como yo, que los involucrados se curaron en salud
poniendo en lugares clave a quienes, si se destapaba la chapuza, pudieran
echarles una manita. Ahí están haciendo lo que saben. Pablo los nombra uno por
uno. Aquí algunos: Adrián Michel, oficial mayor del Gobierno del DF cuando este
arroz se cocía; Cuauhtémoc Velasco, del Movimiento Ciudadano; Jorge Gaviño, del
Panal; Fernando Espino, al frente del Sindicato del Metro desde hace 30 años;
Ariadna Montiel, al frente de la Red de Transporte de Pasajeros del DF en el
sexenio anterior, son los juzgadores de la conducta de funcionarios involucrados,
sus ex compañeros.
Hoy se presentará ante legisladores el resultado de la
investigación. En la niebla de las comisiones especiales, en el laberinto de
las definiciones técnicas, un grave peligro se cierne sobre usuarios y vecinos
de la Línea 12: los vagones no son
para esos rieles. De ahí derivan otras consecuencias. No es cosa de parches,
los perjuicios serán cada vez mayores, las interrupciones del servicio más
frecuentes. El deterioro apenas se conoce. El peligro es mortal.
(Universal,
Jacobo Zabludovsky)
Comentarios
Publicar un comentario