Encuestas y puntos aquí, puntos acá...

Recientemente se han publicado encuestas, en donde quizá exista alguna intención, no muy velada, de sembrar una cierta desesperanza al respecto de la elección del 2012. Parece querer presentarse como un asunto cerrado, dada la magnitud de la ventaja de uno de los contrincantes que puede apreciarse en las gráficas. 

Pero mirando un poco hacia las notas de pie de página, de las que presenta Mitofsky, vemos que estas gráficas apenas representan una parte de la historia. 

Ajustando los parámetros de una gráfica es posible manipular la visión-percepción del público, sin tener que falsear los datos. Así, una ventaja por parte de un candidato, puede representarse como una ventaja inalcanzable, sin tener que decir mentira alguna

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Veamos, la gráfica que presenta Mitofsky:

El mensaje es claro: Es decir, ya ni que hacer... una ventaja así no hay ni como remontarla. Ahora bien, al final dice textualmente: "No suma 100 por ciento, debido a que no incluye al 22 por ciento que no declara preferencia."

Veamos ahora la gráfica agregando este dato:

Al introducir a este cuarto universo actor, aquel que aun está indeciso, el "inalcanzable" que se quiere representar en la primera gráfica, quizá no es tal. Basta con sumar, de izquierda a derecha, la cuarta barra (morada) sobre la primera (azul) o la tercera (amarilla) para visualizar una diferencia muy cerrada.

 

Pero vamos más allá... Al final del documento de Mitofsky hay una leyenda y cifra que resulte quizá la más reveladora de todas: "51.7 por ciento de los entrevistados rechazan la entrevista", son los No sabe / No contestó.

 

Las razones pueden ser múltiples: "No sé"; "No me esté molestando"; "Tengo trabajo"; "Mejor no contesto", etcétera. Es decir, en este universo de rechazo a la entrevista, hay votantes, gente real, que por alguna razón u otra no contesta la encuesta.

 

Asumimos que el 48.3 por ciento que conforman el universo de los que sí responden son, por un lado los que claramente apoyan a un partido, su voto duro; y por el otro, los que responden por razones, imposiciones o situaciones contextuales obligadas.

 

Así que, la gráfica completa:

 

Visto así, el uso propagandístico es inútil. No dice en verdad mucho al respecto de por donde irá la elección, sobre todo si llegado ese día la participación ciudadana es amplia y vigorosa. Es una verdad estadística, cualquier expresión de probable triunfo o ventaja de cualquiera de los tres partidos, sin caer en engaño o mentira. En breve, es cierta cualquier expresión "triunfalista", solo que fuera de tiempo, certeza y probabilidad.

 

Dado el lamentable estado de percepción en el que se encuentra el país, con índices -de percepción- de corrupción gubernamental y general, incluso más elevados de los que hubo cuando la sociedad se volcó a "sacar al PRI de los Pinos", podríamos especular que quizá en 2012 la participación ciudadana también superará el 60 por ciento del voto.

 

Para finalizar, un ejercicio contra-propagandístico. Sumemos las columnas de la gráfica anterior cuarta y quinta (negra y morada) y pongámosle la etiqueta "Decidirán en los próximos meses":

 

Aquí la ventaja del PRI se ve insignificante. Recordemos y quienes no, sirva de información que, justamente por estas fechas hace 12 años, la última vez que el PRI tuvo un candidato con posibilidades de ganar, sus perspectivas se veían aun mejores de las que hoy tratan de mostrar a favor de Enrique Peña Nieto.

 

En conclusión, nadie debe cantar victoria y nadie debe desanimarse, la moneda está en en el aire y las declaraciones arrogantes triunfalistas no tienen lugar, como tampoco lo tiene el derrotar o derrotarse y pensar que todo está perdido para algún candidato.

 

Nadie sabe quien será presidente en 2012, la mayor parte de la gente parece no saber por quien votará o prefiere no expresarlo ante otros. El resultado ahora dependerá de la capacidad de cada candidato para ganarse la preferencia de los electores, mucho más de lo que las maquinarias partidistas presupongan lograr.

 

Recordemos que en 2006 Madrazo obtuvo el 22 por ciento de los votos, que son quizá el piso mínimo que puede tener un candidato del PRI. Pareciera pues que hasta ahora los únicos realmente convencidos de votar por Enrique Peña Nieto, son exactamente los mismos...