Boda...

"¿Hola?... ¿Hola Padre?... ¡Cómo está que gusto saludarlo! disculpe pero no he podido saludarle últimamente, he tenido muchas cosas que hacer, pero todo bien, muchas gracias... 

Si, gracias a Dios... Bien, bien gracias, todo muy bien y con una noticia Padre... No, no se asuste, todo muy bien, ¡no! no es mala noticia gracias a Dios Padre... 

¡Pués quería informarle que me caso!... ¡Si! Padre así es por gracia y obra del espíritu santo Padre... ¡Si! y quería saber si usted podrá celebrar la ceremonia... 

Si, así es, es pronto Padre, en tres meses, tercer sábado del mes... No, no se preocupe Padre, todo bien y nada apresurado... claro, uno piensa mal Padre... 

Por supuesto Padre, veremos que alguien lo ayude, lo lleve y vea que esté usted bien Padre... Si Padre a mi también me dará gusto verlo ese día... 

Por supuesto que apoyamos para lo necesario, veré ese tema con mis padres... Si estará mi familia y nos ponemos de acuerdo para todo eso, que comulguen claro, todos, cuente con ello... Gracias Padre, lo veo pronto entonces!... 

Si, le mando con su secretario la fecha y horarios... ¡Que Dios lo bendiga Padre, hasta luego!"

Sorbí mi café, me acomodé en mi mesa, miré a la futura novia que apurada recojía sus revistas de bodas, vestidos y agenda... me quedé con preguntas que no me atreví a preguntar...:

¿Hola?... ¿Y estás feliz o solo emocionada?... ¿Es un buen hombre... te ama... te adora... quién es... lo conozco... cuánto llevan de conocerse... se conocen profundamente? Independientemente de la celebración... ¿Han hablado de sus metas, de sus proyectos de vida? ¿Lo ves feliz... está emocionado?...

Sorbí mi café y pensé en mis hijas...