Homenaje a una Minoría: Tu.

"Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos." - Nelson Mandela (1918 - )


'Madiba', como se le llama en su país, generó muchos pensamientos, ideas y sentimientos en mi, que precisamente y no casualmente, el día de hoy nos llevó como colectivo al límite sureño del continente Africano.


Tan desconocido para muchos de nosotros, incluyendome; pero tan adecuado para pensar y reflexionar en estos momentos de crisis política - social que vive nuestro país; considerando que su lugar de origen es hoy, anfitrión del mundo para la alegría. No es casual que nuestra propia selección de fútbol, al dejar de estar alegres, nos recordaron su triste infortunio ante la posibilidad de victoria.


La frase -que me parece ejemplar- y con la que inicio esta entrada, fue parte de su respuesta cuando en febrero de 1985 el Presidente Botha le ofreció libertad condicional a Nelson Mandela, a cambio de renunciar a la lucha armada en su país, contra la segregación racial -Apartheid-


Su respuesta y negativa, a través de su propia hija Zindzi, dejo claramente una posición que posteriormente tras su liberación, mantendría como punto central de su política y pensamiento, siendo uno de los hombres más congruentes de nuestra historia humana.


Las minorías ocuparon siempre su mente. Las 'minorías' que por mucho tiempo han sido tema de política, tema y lema de grupos, subterfugio para otros, método de persuasión e incluso manipulación para más y eslogan manipulativo para muchos tantos. Pero pocas veces entendida como debe ser. Algo que 'Madiba' si supo apreciar y entender. 


Las minorías, que llevo yo personalmente al más simple y puro origen: El individuo.


Efectivamente el 'individuo' como esencia de la primera y más importante minoría de cualquier grupo, tribu o civilización humana. Y con ello aun más, a la libertad de las mismas y a la libertad más preciada y que todos debemos tener la obligación moral de respetar, amar y siempre generar y mantener: la libertad de los individuos.


Entendiendo su frase y sobretodo, entendiendo el sentido de la misma; donde es claro que sin libertad no existe capacidad de negociación alguna. 


Volvamos a nuestro país y observemos que nos encontramos en el borde de la incapacidad de negociación, al estar perdiendo poco a poco, violentamente y de manera bruta, nuestra libertad.


Escucho todos los días las voces, leo en todos los canales de comunicación constantemente, el llamado al pensamiento colectivo, el llamado a la unión en lo colectivo; escucho el llamado a ser, pensar, amar, querer, proponer, buscar de México. 


Me pregunto: ¿Y las minorías? y... ¿Cada uno?, ¿Cada quien?... ¿Qué piensas tu? ¿Qué buscas tu? ¿Qué propones para ti, tu? ¿Queremos, buscamos, lo mismo? ¿La persona que vive a lado, quiere lo mismo que yo? ¿La que vive más al sur? ¿La del norte, la del este u oeste? ¿La del campo, la de la ciudad? ¿El que está enojado, el que es feliz? ¿El que perdonó, el que quiere y desea venganza?


Hay algo que Madiba nos puede sugerir: Libertad. 


Creo y no dudo que todos en nuestros propios universos minoritarios de nuestra propia y única propiedad: mente y cuerpo, si deseamos; no dudo que ello sea Libertad.


Y entendamos que la Libertad es tan simple que solo nos pertenece a cada uno de nosotros, no significa libertad para actuar por otros, ni para permitir ser utilizado por otros. Nuestra libertad es personal, es intransferible y es única. Nace con nosotros y muere con nosotros. No se vende ni se obsequia, no se ocupa y se desocupa, significa responsabilidad, reto y esfuerzo. Representa amor, conciencia y objetividad. Es tan simple y sencilla, que todos, absolutamente todos la podemos encarcelar, asesinar, esconder o liberar, en instantes, en plena conciencia y retomar cuando se desee.


Cualquier otra libertad que no dependa de nosotros, simple, no es libertad.


Hoy en nuestro país, nuestra libertad está en juego. Nos hemos sumergido en la incredulidad más profunda que he vivido en mis casi 45 años de edad. Ya no creemos y eso toca ya peligrosamente el propio ya no creer-nos. 


Estamos llegando al extremo de batallas internas donde la verdad está en juego. Hemos lacerado la debilidad tanto, que llega al punto de considerarse defecto. Hemos fomentado una corrupción de principios sociales, donde el bruto, el poderoso, el que no negocia sino que impone; lastima severamente al libre entendimiento y sobretodo, la libertad de decisión, de palabra y de pensamiento.


Hoy vale el poder material por encima del poder de la libertad. Hoy vale el poder de manipular, usar y prostituir, por encima de la libertad de elección, libertad de hacer y libertad de negociar. Hoy estamos presos y así; estamos en incapacidad negociadora.


Hoy es más valioso el TENER que el CREAR. Hoy es espantosamente más admirable el que TIENE que el que OBTIENE. Hoy se celebra la TENENCIA, más no la capacidad de PRODUCCIÓN. Hoy el creador está en un segundo plano por debajo del tenedor. Hoy son muchos que justifican e incluso elevan a virtud moral el vivir, subsistir y depender de otros. Hoy son cada vez más aquellos que dependen de quienes producen y llegan a grados de exigencia y negativa a quienes logran, tienen y obtienen basados en el esfuerzo propio e individual.


Hoy la libertad de cada individuo, se escribe en las segundas o terceras páginas de un currículum y no en el encabezado, bajo su nombre. Estamos viviendo en una cárcel, una cárcel que emana de la falsa creencia de que un colectivo, de que una idea colectiva nos devolverá a cada uno, nuestra propia libertad. Olvidada, dejada de lado y empolvada. Hoy la palabra libertad es menos usada en todo discurso, en menos propuestas y menos enseñada a las nuevas generaciones.


Recientemente vi nacer una iniciativa que incluso utiliza la palabra. Investigue y busque de donde provenía, fue rápido y simple concluir que la propia iniciativa tiene orígenes que por si misma, le dan anuncio de muerte en breve. Su sentido colectivo, su propuesta altruista (que aleja nuevamente al individuo de sí mismo, cuando que a partir del individuo se puede generar más frutos para un colectivo) y el patrocinio interesado, que incluso vulgarmente anuncia, en sus primeros momentos de gestación, sobrepone precio por encima de filosofía y convencimiento. Mucho o poco, volvemos a lo mismo. El tener, justifica que se debe de creer.


Hay algo valioso en todo el maremagnum y crisis que observo. El síndrome del hartazgo está llegando. La incredulidad y la duda, más el temor y la inseguridad solo llevan a la posibilidad de abrir dos puertas: EL CAMBIO y EL FIN.


Será el fin para muchos, será el punto final para muchas acciones, grupos y propuestas. Pero a la vez, otros, tomarán el cambio como una verdadera ruta de escape, en un principio. El cambio a pensar en cada uno de nosotros. El cambio a enseñar y proponer la vuelta de miradas hacia nosotros mismos. Las modas, los estereotipos de individualidad, la comunicación, la alimentación, la cultura social y el momento indican una mirada al propio individuo. Se caen fronteras y limites propios sociales, abriendo nuevos horizontes en lo humano. La conexión mundial lleva a un bello punto de identidad en aquello valioso, dejando de lado límites y pertenencias que ya no son creíbles.


México somos un grupo de individuos. México es la unión de millones de minorías que tenemos voz propia. México no es uno, son millones. México no son muchos muertos honorables. México son millones hoy vivos. México no es un grupo que ordena. México son millones que día a día están dejando de ser dirigidos. México no es el botín de unos cuantos que se han repartido innumerables veces el corazón, el esfuerzo, la alegría y la vida de muchas minorías.


México no es un país libre. México debe de ser: millones de individuos libres.

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