Entrevista -ideal-

Ayn Rand (1905 - 1982) rusa - norteamericana, escritora (El Manantial "The fountainhead", 1943; La Rebelión de Atlas "Atlas Shrugged", 1957; y varios títulos más), filósofa objetivista y madre de todos mis sentires humano-social-económico y políticos.

La entrevista -ideal- acordamos realizarla en un punto intermedio; ni en Estados Unidos al explicarle que no me dejan fumar, ni en México, que ella difinió como "tu territorio". Así que acordamos vernos en Paris...

Confieso que en el vuelo estuve muy nervioso. Encontrarme con una mujer (hecho que siempre me pone nervioso, de por sí) pero LA mujer, la que me dió un entender, una caída de veintes en cascada, un madrazo mental, me ponía más nervioso aún. No pedí más que agua en el viaje haciendo de lado todas las delicias que Air France en primera clase (en mis idealizaciones vuelo siempre en primera...) me ofrecía, foie gras, caviar, ¡langosta! (que saben que amo) nada... nerviosito W.

Llegué a Orly y casi olvido mi maleta viajera al correr y buscar un taxi para llegar al Cafe de la Paix en el 5 Place de l'Opera (me encanta decirlo en mi francés coqueto que da el gatazo), que de la emoción hasta reservé a nombre de W.

Ayn estaba ahí, obvio muy sorprendida considerando los cambios que dejó de ver muchos años atrás y más considerando que como persona 'inexistente en este mundo' (nos dejó en 1982) el shock de presencia en nuestro planeta es entendible.

Nos saludamos, me miraba con esos ojos que tiene tan profundos y que parecen bailar y no mirar, pero estoy seguro que me observaba completo. El saludo fue algo maravilloso, saben lo que se siente saludar de mano y dar un ligero y muy caballeroso abrazo a una mujer que te caes, te deshaces, te deshilachas de admiración y que quieres gritar como orate la emoción que te genera tenerla frente a ti... es impresionante. juro que me controlé.

La charla inicial fue muy a su estilo, muy a mi estilo; al grano...

AR - W me tiene intrigada que son esos aparatitos que todos traen en sus manos y que me imagino son teléfonos celulares, ¡pero tan pequeños y escriben en ellos mucho!" 

Miraba a la calle uno a uno de los que pasaban.

W - Miss Rand, son efectivamente celulares que desde 1982 han reducido su tamaño de forma impresionante, son hoy algo que no olvidas. Escriben mensajes de texto entre sus contactos, actualizan y expresan lo que ven, sienten o simplemente quieren expresar en las redes sociales...

AR - W, dime Ayn, ya estoy muerta...

W - Ok... gracias... Ayn, te decía... redes sociales donde se gestan muchas cosas interesantes. Hace unas horas me reuní -idealmente- con Mark, el fundador de una de esas redes sociales que se llama Facebook...

AR - Impresionante y para variar, ya deben de estar regulados por el Gobierno, me imagino...

Al decirlo noté como sonreía magníficamente, mirada sarcástica muy de ella, como en las entrevistas de Mike Wallace en 1959 que pueden ver en You Tube (son 3 numeradas: http://www.youtube.com/watch?v=7ukJiBZ8_4k).

W - Ja ja ja Ayn...

Me acomodé en la silla del café cómodamente y sorbí de mi café expreso doble, tomando aire para responder a su atinado comentario:

W - Hay debate Ayn, obvio los gobiernos quieren limitar, muy en su papel acostumbrado y deseoso de participar en toda expresión libre del ser humano... para limitar libertades "por nuestro bien"...

AR - Entiendo, y entiendo su hipocresía y contradicción del manejo del "bien común" tan adecuado a sus metas de poder y control sobre las sociedades, obteniendo utilidades como desde siempre lo hacen y seguirán haciendo. El ser humano libre y responsable, racional, con plena consciencia, sabe que es bueno y que es malo, tiene la libertad de entenderlo y la libertad de elegir. Pero ellos no lo creen así, insisten en cuidar al "rebaño de ovejas" que siendo irracionales, necesitan de la guía del pastor... que triste.

Fueron múltiples las apariciones de Ayn en la radio y en la televisión, nadie podía imaginarse a una mujer pequeña, menuda y discreta con un pensamiento tan portentoso y fuerte. Sus teorías que por un tiempo fueron apropiadas por muchos pensadores en lo que llamaban "Randianismo", en relación a su apellido, término que ella no gustaba; fueron posteriormente llamadas, incluso por ella misma; objetivismo.

AR - Dime W, ¿cómo fue que te llamó la atención el objetivismo?

W - Siendo joven leí "El Manantial" (The Fountainhead). Había elegido estudiar arquitectura y me fascinó la forma de pensar y la libertad individual de Howard Roark... recuerdo algo que me hizo pensar mucho y que seguro recordarás Ayn de tu propio puño, traduciré: 

"He aquí mis reglas: lo que puede hacerse con una sustancia nunca debe de hacerse con otra. No hay dos materiales iguales. No hay dos lugares en la tierra iguales. No hay dos edificios con el mismo propósito. El propósito, el lugar, el material, determinan la forma. Nada puede ser razonable o bello a menos que surja de una idea central y la idea determina cada detalle. Un edificio está vivo, como el hombre."

Ese simple párrafo determinó en gran parte mi vida Ayn... Entendí entonces que cada uno de nosotros somos únicos y empecé a dudar si mi vida, tal como me era dicho, tal como me educaban, tal como se esperaba de mí; no estaban mezclando materiales, lugares... edificios, metafóricamente hablando. Comencé a dudar y mientras esa duda persistió, me hizo increíblemente errático, cometí muchos errores y permití el peor de los pecados, que ahora entiendo: la irracionalidad y el abandono a mis sentimientos, que gobernaban mi vida. Olvidé lo racional, olvidé que mis sentimientos me servían y no yo a ellos. Crecí luchando conmigo mismo y cuando terminé de leerte en "La Rebelión del Atlas" (Atlas Shrugged). Algo sucedió Ayn... algo mágico, algo impresionante. Conocí la felicidad. Conocí la diferencia entre ser racionalmente feliz y los instantes de la alegría.

AR - Jamás imaginé que alguien pudiera entender lo que quise decir de la forma en que lo hiciste. Debió de haber sido doloroso y seguramente fuiste víctima mucho tiempo, aprovechando cómodamente uno de los mayores pecados del hombre: permitiste ser utilizado por otros para sus propios fines. Menos mal que te diste cuenta, menos mal que lo aceptaste y que veo en tus ojos que te lo has perdonado. Serás feliz.

En alguna ocasión hablé ante el público y la televisión del perdón y de la religión. Fue difícil. Sentí mucho odio a mi alrededor. Sentí miedo. Miedo de las personas de saber que en verdad todo depende de ellos. Miedo a la responsabilidad de ser dueño de tu vida. Esperaban perdón de un más allá. Algo que no entiendo, que no puedo ver y no puedo comprobar, algo irracional. Ahora entiendes W; el perdón a haber sido irracional sólo lo tenías tú. Y duele, duele mucho aceptarlo. Duele mucho saber que no importa que alguien te ame, solo importa que tu te ames.

Un auto haciendo ruido nos interrumpió. Pero no nuestras mentes. En breves minutos habíamos revisado la mayor parte de mi vida surgiendo de un simple concepto. La racionalidad del vivir. Ser racional. Permitir en completa consciencia los pequeños detalles de la alegría, de la pasión, incluso del amor y permitir en control que ellas te inunden, pero siempre en consciencia. Y nunca entregando tu vida, tu ser, a los fines del otro.

W - Ayn... estuviste casada con Frank (O'Connor) hasta el día que nos dejaste. ¿Te enamoraste? ¿Permitiste alguna vez cumplir sus deseos, permitir que tu vida fuera para cumplir sus propios fines? Pregunto esto por el común del entendimiento con relación al amor.

AR - Eres un verdadero "enfant terrible" W... sabes perfectamente lo que diré, pero pretendes distraerme. Y me llama la atención que solo en una ocasión me preguntaron algo similar. Quisieron poner a prueba mi coherencia, mi congruencia...

Estuve enamorada efectivamente de Frank, mi enamoramiento se basó en mi admiración a él. Al hombre integro, al actor apasionado, al ser humano simple y a su sinceridad con la que él me amaba. No esperaba nada de mí. Nunca esperé nada de él. Nuestro pacto fue de lealtad. Jamás acordamos más reglas. Cumplimos cabalmente nuestros propios principios.

El amor es admiración, no necesidad. El amor verdadero es muy sencillo, existe o no. Confundimos mucho con otros sentimientos que casi siempre se basan en necesidades. Uno muy común es la atracción. Creemos que si alguien nos atrae, lo amamos o creemos poder amarlo. No. El amor cuando está puede manifestarse en muchas formas. Incluso en el silencio de la observación.

Recuerdas las necesidades extraordinarias que Howard genera en Dominique, ella deseaba al hombre, deseaba más no lo amaba. Confundida se entrega a él de forma violenta que genera todo un problema. El tiempo lleva a Dominique a admirarlo, no por su obra, por su ser, por sus convicciones y por su más grande fortaleza, precisamente: por no necesitarla. Howard se enamora de ella justo cuando ella deja de necesitarlo. Surge simple y puro el verdadero amor.

Ni que decir de la "Rebelión..." donde me voy a fondo con respecto al amor y su relación con el sexo. Dagny (Taggart) que cree enamorarse de Hank (Rearden) y que se entregan cuando en verdad se usan y que los motiva más un sentimiento de necesidad de sus propios fines en acuerdo con "¿... y quién es John Galt?"... Cuando que Dagny en verdad se enamora del hombre, del ser, de la mente, de la simpleza y fortaleza de John Galt y que manifiesta:  "sexo, tener sexo, hacer el amor... quiero hacer el amor con él por que quiero y por que elevo mi admiración intelectual, para llevarla a la unión física, como su máxima expresión..."

W - ... al revés...

AR - ¿Al revés?...

Me mira preguntando.

W - Así es, al revés de como se entiende comúnmente. Se conoce, se desea y se tiene sexo; como entrega al otro, como deseo primitivo, como unión intima animal sin entrega de espíritu, de unión de admiración.

AR - Sí es así, generará un vacío. Sí es así, se garantiza casi seguro un dolor. No lo sé, nunca lo hice. Yo hacía el amor con Frank por llevar mi admiración consciente al plano de lo físico, más como un acto de admiración total, que un arranque de deseo físico.

W - Yo cometí errores Ayn y conozco ese vacío...

(Fin de la primera parte)

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