sin un solo título hoy...

beauty - love - hate - ugliness

Extraño título... sip, extraño estoy, extraño día nublado extraño, extraño mi coche, extraño mis zapatos, extraño todo... todo es un extrañísmo extraño lleno de extrañesas y por eso uno de mis cuadros ciber (soy medio pintor ciber) es también extraño y encabeza esta extraña entrada...

Belleza, fealdad, amor, odio, negros y blancos atascados de grises que como las nubes que me rodean generan un panorama tán lleno de colores, que cierro y aparece gris por todos lados.

Ayer fuí al monte. al cerro, hasta arriba del arriba... pueblitos, pueblitos, carretera, neblina, charcos, mugre, tierra, polvo... sonrisas al final del camino. Menos mal. Dirán: ¿A qué viene todo esto? ¿Divaga?

Si ¿tiene algo de malo divagar en nuestro propio blog? o ¿acaso es BELLO siempre escribir con cordura y con línea? ¿es FEO tener un día atascado de grises y ponerse a escribir? No creo, y si acaso es así; disculpen, me vale.

¿Estará triste? Saben, también podemos generar AMOR en medio de la tristeza, como hay veces que se genera mucho, mucho ODIO cuando se escribe. Escribir está excento de emociones, todo depende del lápiz, del papel y de la mano de quien lo hace. Hoy mis emociones están como el cuadro de arriba que recuerdo...

Lo hice una tarde parecida. Sí. Quise poner en 4 cuadrantes, cuatro estados, cuatro ámbitos, cuatro dioses, cuatro sentimientos, cuatro verdades... o ¿cuatro mentiras?

Tenía sentimientos de AMOR, pero había resquicios de ODIO que empañaban mi visión para dejarme inundar de BELLEZA que con un solo capricho de visión controlada lograba crear FEALDAD.

Saben... Muchos creen que soy muy sensible. Pues hace 44 años una señora (de 17...) dijo: Aaaaaaaaaaayyyyy les va un sensibilito y pum salí de su linda panza. No hay ni fotos, ni video ni nada que confirme que no fue así. Pero el 'baby' nació llorando sin que diera tiempo al médico sesentero de darle siquiera una nalgada. Dicen que era bonito... cómo duele eso ¿no? cuando dicen: erassssssss. Grrrrr.

Bueno, sensibilito arrancó sus pasitos en este mundo: llorando. Luego fuí creciendo a base de papillas (no había Gerber aún...) Orale!!! escucho a mi hija Luisa decirlo, muy linda ella, sin mencionar: inche viejo!

Y un día al sensibilito le ponen shortcitos, zapatitos, camisita y lo peinan (ay mi madre y su obsesión de principes valientes...) y al colegio!!! Me abandonó!!! perfida, mala madre, solito lleno de seres chiquitos como yo... y pos que paso? lloré.

Después de la tragedia griega que seguro me aventé. Conocí un nuevo cuadro de esos de arriba: Amor. Sí. Se llamaba creo que Cristina. Una niña que tenía una sonrisa eterna. Unos labiesotes rojos, rojos. Peinadita con coletas y me miraba. Yo la miraba. Nos mirabamos. Seguro ella chupaba su paleta. Yo miraba su paleta meterse en esos labios rojos rojos mientras ella mi miraba y surgió un amor. No sé si a la paleta o a ella... muy claro no lo tenía; pero si recuerdo que empezamos a jugar. Yo nene, tu nena, amigos, tu "gorda", yo "amor"; así nos decíamos a nuestros imberbes 4 años ambos. Sip, me carrera loca en los avatares del amor comenzó 'early'.

Un día pum... 'vanished' no la ví más. No se fué, no me cacho con otras paletas, ni terminamos en una noche de lluvia. No. Mis papas bien lindos sin agua va, me llevaron a otra escuela. Obvio, sentimiento... lloré.

Hubo un gran paso. Esta escuela era enooooorme. Bueno así la veía. Grande, grande y llegaron las minifaldas. Sí. Nació otro amor... Miss Caty. Su sonrisa, sus piernas (que era lo primero que veía todas las mañanas, mi posición de 'enano' me lo permitía) generaron en mi un fanatismo que a la fecha mantengo. Las minis de mi Miss Caty me gustaban mucho. Era la moda. Los setenta en pleno. Pestañotas, peinados altos, vestiditos floreados, botas de colores y sobretodo minis y como las de mi Miss Caty ninguna!

Ahí no lloré.

Luego un día pacatelas... que 'no escucho' la campana temida y amada de fin e inicio de recreo y salen volando los lentes de Miss Smith con un célebre golpe al balón de mi parte. Mi puntería me envió a lavar platos al hospital donde mi madre trabajaba. Sí, la de 17 que ya estaba más grandecita y que en contra de todas las buenas costumbres de familia de aquel México setentero, decidió trabajar, por supuesto con el apoyo y alegría de mi padre, que siempre fue como bicho raro en su propia familia. A de haber estado muy guapa (sigue, sigue) la niña de 23 por que cómo insistían los doctorcitos del hospital en cambiarme mi puesto en el arbol familiar y decir: Martha, que lindo tu hermanito!... gueyes, era el HIJO!!! y es mi madre!!! sucios...

Conocí los celos.

Seguí creciendo (ya no papillas) y junto con mi hermanita que osaba vestirse como yo. Nos mandaron a otra escuela. Por que en esa donde deje "ciega" a la tal Smith (mi primer odio profundo) ya no me quisieron más. Mis visitas constantes a la dirección (donde la tal Smith hacía de las suyas) con el típico susurro de: es él de la Montessori... como si tuviera H1V1 dieron por terminado mi futuro para verme "graduado".

Fuimos a parar a otra escuela (la escuincla que responde al nombre de hermana), más grande aún. Creo que entre más creciamos, las escuelas también. Y ahí viví otras y muy variadas experiencias. Desde mi cuarto año de primaria, hasta mi sexto grado de preparatoria. La sensibilidad del sensibilito no mengüo...

Otro día sigo con la biografía...


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