Derecho de Réplica


Termino de leer 'derecho de réplica' de Carlos Ahumada. Varios apodos; "el señor de los sobornos" que le impuso Loret de Mola, "el empresario de orígen argentino" impuesto por los medios, donde claramente denotamos xenofobia que cuando nos la aplican nos enoja... en fin.

Lo primero que pienso es sí me preguntan ¿lo recomiendas? diría que sí. No en el sentido de apreciación (no lo valoro como pieza literaria), sí en el sentido informativo, más para sumar a una posible opinión personal, cuando definitivamente, tuvimos mucha información de sucesos y hechos desde el punto de vista de los medios, sin tener la visión-versión de las partes.

Ahora nos falta leer "el derecho de re-replica" de Bejarano y finalmente, las escrituras dogmáticas versión según 'San Peje' (estas últimas me cae que me las ahorraré).

Mi primera reacción en sus primeros capítulos, donde explica sus negocios con el GDF fue de asco. Y lo digo literal (hubo varios conatos de 'correle al baño en chinga') por que me recordó lo que muchos, entre ellos: YO, vivimos. Como saben, fuí constructor, los que no saben, tuve contratos con delegaciones políticas del GDF y como casi nadie sabe... viví días de ser el hombre más incongruente conmigo mismo y dolorosamente... no sé que poner.

Efectivamente, el formato 'de operación' que describe es tristemente real; te contratan obra, te 'apoyan', se complica, te 'apoyan', se complica más, 'te apoyan' y quedas listo para seguir 'apoyando causas políticas'...

Me sorprendió por que la información de 'pasillo' era de que tenía ventajas como parte del 'grupo' de los amarillos; lo cual me causaba conflicto, de orden lógico, cuando sucumbió todo lo sucedido. El pensó ser parte, pero concluye que nadie es parte de eso, son todos contra todos. No son lobos... son hienas.

Ahora entiendo que fue uno más de varios que vivímos un formato de operación muy simple, sencillo y fructifero (para ellos), cruel, estresante como nada en mi vida y que al menos en mí, dió por terminada mi intención de seguir construyendo en mi vida. Odié mis obras, odié siquiera subirme al auto a revisar avances, odié el timbre de mi celular a todas horas, odié las llamadas 'amables' de funcionarios, odié las horas que pasé esperando a que me recibieran para 'resolver' problemas, odié Sanborn's, odié las putas cenas donde 'resolvían' mis problemas que no me había buscado y odié más ver mis cuentas de banco bajar y no subir, al menos mantenerse, cuando que por horas de esfuerzo, estas crecen, relación lógica que no necesitas ser financiero para comprender.

Me llegué a identificar en el libro con este personaje. Sí, ingenuo, idealista, ambicioso. Y me interesó mucho, muchísimo pensar en una frase que viene a pregunta que le hace Adela Micha: "¿Hasta dónde es permisible entender la ética cuando se hacen negocios con políticos?".

Ahumada dice que no. No hay ética en hacer negocios con políticos; y va más allá, no hay ética en hacer negocios. Aquí me quedé un buen rato pensando. Tema amplio, interesante y la verdad maratónico. Lo seguiré revolviendo entre mis neuronas...

Finalmente, recordé el día que ví los videos en la televisión. Pasaron los acontecimientos y siempre me pregunté: ¿Cómo es posible que la sociedad mexicana, juzgara a la persona que informa, evidencia y muestra graficamente a un servidor público en plena maroma? ¿Cómo es que durante días y semanas, el malo del cuento era el empresario de origen argentino y no aquellos que se evidenciaban más allá de cualquier duda? ¿Cómo es que la sociedad mexicana creyera por un instante que la cabeza, si, AMLO en verdad no supiera nada de eso?

Hoy sigo preguntandome lo mismo.

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