Churumbeles...

En el diario acontecer del desarrollo de negocios, el término "lo justo" es relativo. Como podría serlo en muchas otros aconteceres del quehacer de cada uno. Lo justo bien podría aplicarse de manera unilateral, a aquello que otorga o da beneficio o ventaja para una de las partes, generalmente la propia. Pero no siempre es lo justo lo que debiera ser. Difícil posición, si se trata de pretender hacer juicios imparciales. Lo justo solo lo determina el que decide.

Ya es a voz alta el que nuestro gobierno constantemente determina lo justo (parte de sus atribuciones naturales), anteponiendo a muchos juicios distintos, lo que a su propio interés conviene. ¿Acaso no es el interés del gobierno velar por el interés de un país? En la teoría lo es. Pero está lejos ese enunciado de lo que la realidad determina. Tenemos un gobierno que ya sin cuidar siquiera las formas, determina prioridades en beneficio de los intereses de quienes lo dirigen. El gobierno no es un ser, es un conjunto de seres, el gobierno son unas cuantas personas que deciden lo que es justo.

Como empresarios, empleados y ciudadanos comunes esperamos que haya justicia. Justicia en términos lógicos y razonables que signifiquen en muchos casos, el menor daño. Un pauta son las leyes. La justicia se establece en seguimiento y orden de leyes. El artículo que me permito compartir, es la situación que muchos conocen. Medianos y pequeños empresarios, profesionistas y técnicos y muchas personas que han visto su labor ser mal valorada, mínimamente pagada y constantemente puesta en riesgo, ante la carencia de trabajo.

La firma extranjera que menciona el artículo que comparto, ha competido de manera ventajosa con muchos. Poco le queda en el terreno de la credibilidad por hacer, pero cuenta con alianzas... Alianzas que hoy nos afectan directa e indirectamente. Alianzas con quienes deciden. Alianzas con personas. Alianzas con quienes hoy gobiernan...

Mauricio Flores, del diario La Razón, escribe: "¿Atlacomulco para OHL? 

Para la firma española OHL, que preside Juan-Miguel Villar Mir, México es su principal fuente de ingresos: ello explica la voracidad con que la empresa, aquí dirigida por Sergio Hidalgo, aplica “tarifa completa” —la más alta de México— a los usuarios de la Supervía Poniente del DF. 

Pero ello sólo es parte de un abusivo modelo negocios que busca ganar la concesión carretera más importante del sexenio: Atizapán-Atlacomulco con valor de siete mil millones de pesos. ¿OHL tiene maquinaria? No. Ni siquiera participó en los trabajos de emergencia tras las inundaciones de septiembre. 

Pero tiene una buena área de diseño de proyectos y otra mejor de cabilderos, empezando por José Andrés de Oteyza. 

¿Construye directamente? No: subcontrata a precios castigados los proyectos que gana en México, lo que le permite bajar las cotizaciones de las licitaciones públicas aunque la calidad de las obras sea cuestionable. 

El ejemplo es el serio deterioro y fallas de construcción en el Circuito Exterior Mexiquense (CEM), obra icónica que le representa 74 por ciento de sus ingresos locales. 

Pero el problema de OHL es la falta de aforo en el CEM pues registra en sus estados financieros vehículos que nunca pasaron: anota el tráfico “garantizado” en su título de concesión y no únicamente el real. Ese truco lo conocen los bancos de inversión que financian sus proyectos, pero ya no les convence. 

Por eso OHL toma dinero real —así sea a la mala— de los automovilistas del DF y así obtiene créditos para concursar, por ejemplo, por la concesión de la autopista Atlacomulco-Atizapán, que se licitaría este viernes y donde enfrentará a ICA, a Grupo Carso, de Carlos Slim; la Peninsular, de Carlos Hank González, y Coconal de Héctor Ovalle, entre otros."

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